NUESTRA HISTORIA
La historia de nuestra empresa es un testimonio de pasión, dedicación y la fuerza de la tradición familiar.
Antonio Sin, un visionario de su tiempo, comenzó su andadura en Barbastro, donde fabricaba carros con ruedas de radios, ideales para transportar carruajes tirados por caballos.
Su habilidad y trabajo meticuloso pronto le llevaron a innovar, dando el paso a la creación de carros con ruedas de goma, una mejora que transformó la movilidad de su comunidad.
Pero Antonio no solo se destacó por su destreza técnica; su carácter íntegro y su compromiso con la calidad y el servicio forjaron un legado que trascendía la simple fabricación. Fue un hombre de valores, que enseñó a sus hijos la importancia de la perseverancia, la honestidad y el trabajo en equipo.
Con el tiempo, su pasión lo llevó a explorar nuevos horizontes, incursionando en la carpintería metálica. Con el hierro como aliado, comenzó a crear puertas, barandillas y otros elementos que aportaron funcionalidad y estética a los espacios de su entorno.
Cuando Antonio falleció, su legado quedó en manos de Javier y Félix, quienes, inspirados por el amor y la dedicación de su padre, decidieron continuar su obra. En 1990, abrieron las puertas de Carmetal en la calle Aneto, un pequeño pero significativo comienzo que representaba no solo una empresa, sino la continuación de un sueño familiar.
A medida que la empresa creció, en 2002 se trasladaron al polígono La Cerámica, donde ampliaron su oferta para incluir carpintería de aluminio y PVC, así como mamparas y mosquiteras. Este nuevo capítulo no solo diversificó su producción, sino que también solidificó su compromiso con la calidad y la innovación.
Nuestra historia es, en esencia, un homenaje a Antonio y a los valores que inculcó en su familia. Cada pieza que fabricamos lleva consigo un trozo de su legado, un recordatorio de que el verdadero éxito se construye con amor, esfuerzo y la voluntad de seguir adelante, siempre con la familia como pilar fundamental.